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Sobreactuación

La invasión de Ucrania  por parte del ejército ruso está siendo trágica y sangrienta. No quiero entrar en las razones por las que Putin ha decidido tirarse al monte y ponerse en contra a casi todas las naciones del mundo. Pero cada día que pasa sin que el presidente ucraniano se rinda, la imagen de Putin va en caída libre. El caso es que Zelensky, prohibiendo salir del país a los varones de entre los 18 y 60 años, dejó claro desde el principio que estaba dispuesto  inmolarse antes que rendirse. Así que el baño de sangre es inevitable. Putin quiere que esta invasión sea lo más breve posible, y Zelensky quiere justo lo contrario. Ciudades e infraestructuras destruidas, millones de desplazados dentro y fuera del país, y miles de víctimas.

Por otra parte sabemos que Putin tiene oposición en su propio país a esta guerra. Y sabemos que trata a los opositores a palos, detenciones y prohibiciones de manifestar su opinión. Así que hay división en los rusos, aunque por ahora gana el que manda.

¿Dónde veo la sobreactuación? Pues  en determinadas actuaciones desproporcionadas y fuera de cualquier sentido común. el Teatro Real de Madrid suspende la actuación del ballet del Bolshoi, a pesar de que el director del ballet se ha manifestado contra la guerra. Una Universidad italiana ha suspendido un curso sobre Dostoievsky, por lo que pudiera pasar. El presidente de la Junta de Andalucía le ha pedido al alcalde de Málaga, que devuelva la medalla que le otorgaron los rusos hace años por haber abierto en dicha ciudad una sucursal del museo del Hermitage. En las redes sociales se insulta a cualquiera que suene a ruso. Todas estas actuaciones me parecen  insensatas. Si generalizas es muy posible que cometas un error. El culpable es el que comete el delito, y se demuestra que lo hizo. Su familia, amigos, vecinos, conciudadanos, compatriotas, antecesores, y los que pasaban por allí, no deben tener cargo alguno, hasta que se demuestre lo contrario.