Este es un síndrome poco conocido, pero más frecuente de lo sospechado. Para la descripción del síndrome citaré una publicación en la red de Asepeyo salud, que contiene la información suficiente sobre el mismo (localización, función, acortamiento y compresión del nervio ciático) El síndrome piramidal puede considerarse como una falsa ciática, pues la compresión es extravertebral y mucho más manejable que la ciática genuina. Basta con estirar el músculo para que deje de comprimir. Lo que quiero aportar en este comunicado es que según mi observación personal es bastante más frecuente de lo referido. Lo he observado en personas sedentarias, con muchas horas de trabajar sentado y nula actividad física, y en personas muy activas, y con importante actividad deportiva. En casos de personas con sobrepeso y en otras ocasiones delgadas. En pacientes con hernia discal sin compresión radicular y con clara radiculopatía. Por lo que no soy capaz de determinar un perfil de paciente. Por otra parte, puede que no haya perfil de paciente, sino piramidales acortados por falta de estiramiento. Es fácil encontrarlo en otros grupos musculares cercanos, como isquiotibiales y aductores, que se encuentran acortados en corredores habituales mal estirados He recurrido desde hace unos años a explorarlo siempre que me consultan por un dolor lumbosacro irradiado a nalga hasta raíz de muslo. La característica de este musculo es que está debajo del glúteo, y sus fibras son perpendiculares a las fibras del mismo. Para explorarlos hay que palpar el borde de la sacroilíaca y recorrer su trayecto hasta el trocánter. En el caso de padecer el síndrome, esta palpación es dolorosa. Posteriormente estiramos el piramidal de la pelvis haciendo una rotación interna, que en caso de acortamiento será limitada, y despertará el dolor de la compresión ciática, e incluso puede desencadenar parestesias en el territorio ciático más distal. Si no hubiera síndrome del piramidal de la pelvis, ni sería dolorosa la palpación, ni estaría limitada la rotación interna de la cadera, y no se desencadenarían las parestesias ciáticas distales con la maniobra de rotación interna. Naturalmente una vez estirado este músculo pueden continuar los otros síntomas que acompañaron al síndrome: lumbosacralgia facetaria o discal, sacroileitis mecánica, o radiculopatía S1. Probar a explorarlo sistemáticamente, y veréis lo frecuente que es.