Hace unos días preguntaba una twitera: ¿No hay nada para la tos? Ésta pregunta me hizo reflexionar sobre el desconocimiento que existe en la población en general, espero que no en la sanitaria, sobre este fenómeno fisiológico. La tos en un reflejo protector de nuestro organismo, su mecanismo es provocar una espiración de aire brusca, tumultuosa y violenta. Su función es expulsar del interior del árbol bronquial cualquier objeto sólido, líquido o viscoso (el moco protector que produce la mucosa bronquial) Es tan beneficioso y protector como el reflejo nauseoso que provoca el vómito en situaciones en las que se ve comprometida la digestión, por exceso de volumen, o contenido tóxico, o por señales de obstrucción intestinal. Así que como reflejo protector la tos no debe de eliminarse, sino fomentarse, hasta vaciar el árbol bronquial. Es clásica la clasificación de la tos en productiva o seca, según movilice la mucosidad bronquial o no. De esta clasificación se escapan las tan temidas aspiraciones de sólidos o líquidos, que tan frecuentes son en las personas mayores y los niños. A la natural pérdida neuronal en los centros de control de la deglución que sucede en la senectud, que forma parte del deterioro neurológico del envejecimiento, se le suma las secuelas de lesiones neuronales por ictus y otras enfermedades neurodegenerativas. En los niños los atragantamientos o aspiraciones se deben a la falta de destreza de los automatismos de estos mismos centros de la deglución. Así que en principio antes de decidir que se hace con la tos, hay que preguntarse: ¿Qué la provoca? Lo más habitual, sin tener en cuenta la edad, es que tengamos una infección respiratoria, cuyo resultado es la producción de moco más o menos purulento, que tenemos que expulsar del aparato respiratorio sí o sí. Así que esa tos beneficiosa hay que fomentarla. Animando al paciente a toser hasta que salga el moco a la faringe, y de allí, según la facilidad de cada individuo tragarlo (los jugos gástricos se encargan de los virus y bacilos) o escupirlos al exterior. La frase que más les digo a mis nietos en estas circunstancias es: “Termina de toser, no te quedes con el moco dentro”. Si el moco está más denso o adherido a las paredes, sacarlo es más difícil, por lo que se procede a usar medicamentos fluidificantes (mucolíticos) o a hidratar el moco por vía interna (beber agua es el mejor fluidificante) o por vía externa (inhalaciones de vapor de agua) Antes de invitar al paciente a que tosa, se le pide que realice espiraciones soplando con poca resistencia en los labios, y a toser a bajo y alto volumen pulmonar (facilita la expulsión del moco en bronquios medianos y grandes). Este aumento del flujo espiratorio facilita la progresión de la mucosidad desde los bronquiolos hasta los bronquios mayores, donde pueden ser expulsados con la tos. Si no se tiene fuerza suficiente para extraer el moco, se procede a la aspiración del mismo, cosa que hay que hacer con precaución, a pacientes muy deteriorados, y por expertos (el aspirador absorbe el moco y el oxígeno, por lo que hay que hacerlo en un ritmo determinado) En las aspiraciones no hay ninguna duda de que hay que estimular la tos hasta extraer todo lo aspirado del árbol bronquial. Si hubiera un atragantamiento con sólidos deben realizarse maniobras para desobstruir la vía aérea, como la maniobra de Heimlich. Hasta ahora hemos tratado de fomentar la tos, no de anularla. En contadas ocasiones se producen toses denominadas irritativas, por inflamación laríngea, cuya constipación produce una tos seca, persistente, y cuyo objetivo no es la expulsión de inexistente contenido en el árbol bronquial, sino que se produce por la inflamación de la mucosa laríngea, que se edematiza, genera un mínimo exudado y la consiguiente tos. Es muy común en virasis respiratorias, pasar por este tiempo laríngeo, también sucede en la aspiración de reflujos gástricos, cuyo contenido ácido agrede a la laringe y provoca su irritación e inflamación química. En otras ocasiones esta tos irritativa es producida por efecto adverso de un fármaco, como en los inhibidores de la enzima de conversión de la angiotensina IECA. En estos casos tenemos una tos persistente y no beneficiosa. Si esta tos no es pasajera, es necesario inhibirla. Hemos de decir que los golpes de tos (expulsión de aire intrapulmonar, de forma brusca, tumultuosa y violenta) realizadas en un movimiento coordinado entre la abertura de la glotis y la contracción de músculos espiratorios, supone una agresión para el árbol bronquial, al elevar exageradamente la presión intrabronquial, y por consiguiente un riesgo de quiebras estructurales con posibilidad de producir un neumotórax. Si la tos es seca y no expulsa ningún contenido bronquial es preciso inhibirla, porque no es inocua. Hay dos formas de inhibir la tos seca; usando fármacos depresores del sistema nervioso central, que es una delicada decisión, y tiene sus contraindicaciones (estos fármacos deprimen la tos, pero también el centro respiratorio, los reflejos, la atenión…) o tratar de inhibirla cerrando voluntariamente la glotis a ratos lo más lasgos posibles (de la misma manera que se inhibe el hipo) En ocasiones funciona.