En lo más profundo del hombro está este tendón conjunto así denominado. La versión francesa la denomina cofia de los rotadores, a mi parecer mucho más apropiado, pues para ser manguito le falta tendón por la parte inferior. Pero la propuesta de este escrito es reflexionar que biomecánicamente es muy difícil, por no decir imposible, que su función sea la rotación de la articulación escapulo humeral. Es escasa su entidad mecánica: músculos planos, no demasiado extensos, pequeño brazo de palanca, y sobre todo el constituir entre los cuatro un tendón conjunto, estructura poco efectiva en movimientos de cierto recorrido. Sin embargo si consideremos que su función, por estructura y disposición, es mantener la cabeza humeral centrada en la glena, vengan de donde vengan la fuerzas actuantes, lo veremos como mucho más creíble. Incluso la falta de tendón en la zona inferior, lo que transforma un manguito en cofia, es explicable por la existencia del acromion escapular, que impide la emigración superior de la cabeza ante fuerzas potentes. Así pues, contrayéndose conjuntamente en grandes esfuerzos, aseguran la centralidad de la cabeza humeral en la glenoides. Para esta función tienen estructura suficiente, y el tendón conjunto es excelente diseño para esta actividad. Así que para evitar confusiones biomecánicas debería llamarse “cofia de los fijadores”.
Otro asunto es la fragilidad de esta estructura, y la frecuencia de sus lesiones. La articulación escapulo humeral es enormemente frágil. Ha perdido robustez para ganar movilidad. La glenoides envuelve poco a la cabeza humeral, y además el borde exterior es fibroso. Conjuntamente con la falsa articulación escapulo torácica, que desplaza la glenoides, y la rotación de la esterno clavicular, adquiere un rango de movilidad extraordinario. Por otra parte esta movilidad permitió colocar la mano en múltiples posiciones en el espacio, incrementar las experiencias instrumentales, y así fomentar el desarrollo de nuestro cerebro. Pero esa es otra historia. La articulación escapulo humeral, salvo la cofia de los fijadores (supra e infraespinoso, redondo menor y subescapular) tiene una motorización muy potente, los biarticulares bíceps y tríceps braquial, que estabilizan la articulación por delante y por detrás, su función natural en la escapulohumeral es la flexión y la extensión de la misma, aunque va depender del movimiento a realizar, y de si la cadena es cerrada o abierta, entre otras consideraciones. Los músculos mono articulares deltoides, pectoral mayor y dorsal ancho, tienen funciones más claras como abductores, flexores, y extensores. Una motorización muy potente para una articulación frágil e importante del cuerpo.
Las lesiones de la cofia de los fijadores tienen múltiples motivos, y vamos a determinar algunos de ellos. Vamos a obviar las lesiones traumáticas producidas en impacto o tracción, que producen fracturas, luxaciones, lesiones de Hill-Sach o de Bankart, porque no presentan dificultad diagnóstica alguna, si nos acordamos de mirarlas. Las no traumáticas producidas por sobrecarga, latigazo o cambios degenerativos son muy comunes. La sobrecarga producida por exceso de peso para la resistencia del tendón produce inflamación del mismo. Las del supraespinoso por cargar peso con los grandes motores relajados. Se puede observar en algunas personas que cargan bolsas muy pesadas con los hombros caídos, dejando todo el peso a cargo del fijador superior, en vez de armar el hombro contrayendo el deltoides, bíceps y tríceps braquial, que lo descargarían (discreta abducción, flexión de codo y retropulsión del hombro) En otras ocasiones se producen sobrecarga de tendón bicipital o cualquier otro en los gimnasios, cuando el usuario aborda un fortalecimiento de fuerza sin control del monitor correspondiente. Otro tipo son las lesiones producidas por lanzamiento de objetos a distancia, ya sean piedras, dardos, peso o jabalinas, terminan con un complejo y brusco movimiento balístico del hombro, que puede ocasionar pellizcamiento en las estructuras subacromiales: bolsa serosa o tendón del supraespinoso, provocando la inflamación del mismo. En el caso de las lesiones producidas por deformidades degenerativas ocasionadas por el trabajo duro y prolongado en el tiempo. Sobre todo originando osteofitos inferiores en la articulación acromio clavicular, que estrechan el espacio cefaloacromial y pueden incidir en la bolsa serosa o en el propio tendón del supraespinoso, llegando a desgarrarlo. Cuando sucede este desgarro puede uno sufrir una crisis dolorosa solo al dormir sobre dicho hombro. Cuando no sea posible volver a la normalidad con terapias antiinflamatorias físicas o químicas, generales o locales, se hace necesaria la descompresión quirúrgica, antes de que los daños sean de mayor importancia.