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El esperpento nacional

En este país cada cierto tiempo algún personaje consigue escenificar el esperpento más bochornoso. El último ha sido el presidente de la Real Federación Española de Futbol, que ha conseguido con su comportamiento ser criticado en todo el mundo. Este personaje, que representaba a todo el futbol español, sobreexcitado por la consecución del campeonato del mundo de la selección femenina, y quizás por algo más, se comportó en el palco de autoridades con gestos exagerados e incluso obscenos, absolutamente impropios de su alta representación. Posteriormente en el estrado de la entrega de premios, volvió a sobre excitarse espachurrando a todo componente femenino del equipo ganador, dando un beso en los labios a una de las más veteranas, con una expresión de satisfacción morbosa fuera de todo lugar. Más tarde en el césped se dedicó a toquetear a todas las componentes del plantel que se le pusieron a tiro, llegando a cargar a una de ellas como si fuera un fardo. Tras la crítica a este comportamiento, se dejó caer con una serie de insultos a los que afeaban su comportamiento. Estos fueron los hechos vistos y revistos cientos de veces. Ante la indignación general de periodistas, políticos, gente del deporte, y españoles en general, pergeñó una disculpa en el camino de regreso, tratando de forzar a la veterana besada para que minimizara lo sucedido, como si lo del beso fuera lo único criticable. El ministro responsable del deporte, diseñó una tortuosa destitución del impropio representante. Comunicó a través del Consejo Superior del Deporte, que si no dimitía en la asamblea programada para cinco días después del suceso, enviaría el caso al Comité de Arbitraje Deportivo. Un error monumental de desconocimiento del personaje. Esta lenta vía fue criticada por políticos de todo el espectro parlamentario, incluidos los socios de gobierno. Durante toda esta espera la reputación del país estaba en el candelero internacional, hasta el punto que la FIFA, UEFA, e incluso la ONU se adelantaron a sancionarlo y a reprenderlo respectivamente. En la asamblea prevista no solo no dimitió, sino que chuleó al gobierno amenazando a algunos de sus miembros. Al esperpento de su comportamiento en la celebración y en la asamblea, se le sumó un grado más, cuando su madre se acogió a sagrado, y se declaró en huelga de hambre, ante el estupor generalizado. Éramos pocos y parió la abuela. La señora en cuestión, desoyendo todo tipo de razones, mantendría esta actitud hasta que la veterana besada dijera la verdad. Y es que no hay persona más machista que una madre criando a su churrita. A la madre se le sumó el coro de las primas, con similar argumentación, añadiendo loas a su bondad natural. Todo un espectáculo. Y en esto llegó la petición de sanción al Tribunal Administrativo del Deporte, que como primera medida pidió la entrega de la documentación. Pero ¿De qué planeta vienen estos siete jueces que no han visto las imágenes repetidas cientos de veces? Aún así se tomaron varios días para emitir su arbitrario fallo: No es falta muy grave porque no hay abuso de autoridad. Segunda bofetada al gobierno en funciones. Pero si este tocador de señoras estaba en el palco de autoridades, en el estrado de entrega de premios, y deambulaba libremente por el césped espachurrando muchachas debido precisamente a su autoridad. No es abusar de la misma hacer actos inapropiados, obscenos y vejatorios gracias a su ubicación preferente. Si no fuera por su autoridad no hubieran sucedido los hechos, pues no le habrían dejado estar en esos escenarios. De vergüenza propia, por ser de este país.